martes, 1 de noviembre de 2011

tipos de balas

MUNICIÓN RIFLE 
 
A la hora de decidirse por un tipo de munición para armas con cañones rayados, el tirador cuenta con un amplio abanico de posibilidades. Los fabricantes de munición para rifles producen numerosos calibres, que van desde el pequeño .22 de fuego anular hasta los potentes .458 Winchester o el .460 Weatherby Magnum para caza mayor. En cuanto a su estructura, el cartucho rayado se compone de 4 elementos fundamentales: la vaina, la pólvora, el detonador y la bala. 

1) Vaina: presenta una estructura metálica, en la mayoría de casos de latón, que resulta tremendamente resistente y flexible. En su interior contiene la pólvora. 

2) Pólvora: se trata fundamentalmente de nitrocelulosa en polvo o granulada. Al explotar, genera el gas necesario para que la bala salga disparada. 

3) Detonador o pistón: a pesar de poseer un tamaño diminuto, cuenta con una importancia vital. Se activa cuando entra en contacto con la aguja percutora del rifle. 

4) Bala o proyectil: es el elemento principal del cartucho y se coloca en uno de sus extremos. La bala también ayuda a sellar la vaina y a mantener la pólvora en su sitio. 

La carga propulsora de los cartuchos de rifles se rellena con una serie de partículas de combustible sólido que reciben el nombre de “grains”. La detonación de estas partículas es la que provoca la expulsión de la bala de plomo o de cobre. 

El calibre de estos cartuchos está directamente relacionado con el diámetro de la bala utilizada. Puede expresarse en milímetros, siguiendo la tradición europea, o en pulgadas, atendiendo al modelo anglosajón. En Europa también existe la costumbre de indicar junto al calibre la longitud de la vaina del cartucho. Así, por ejemplo, podemos encontrar una nomenclatura que indique 8x57mm. Esto significa que el diámetro de la bala es de 8mm y que su vaina mide 57mm. 

Toda la munición utilizada en los rifles cuenta con una gran velocidad inicial. A diferencia de lo que ocurre con las escopetas, algunos de estos cartuchos resultan enormemente precisos a largas distancias. La elección de este tipo de munición siempre irá en función del uso que se le vaya a dar, del tipo de arma empleada, y de la pieza que se quiera abatir. En este sentido, el mercado armamentístico ofrece una gran variedad de calibres que pueden ser idóneos para cazar un determinado animal pero que también pueden resultar totalmente inefectivos para abatir a otros. 

Según su forma, pueden diferenciarse dos tipos básicos de vainas: la denominada rebordeada o de pestaña, y la que no lleva pestaña. Por su facilidad de extracción y colocación, las vainas rebordeadas resultan muy útiles para los rifles basculantes, mientras que las que no presentan pestaña suelen emplearse en los rifles de cerrojo y en los automáticos. 

Básicamente, los cartuchos utilizados en las armas con cañones de ánima rayada se diferencian de los empleados en las escopetas en que los perdigones son sustituidos por una bala de plomo o de cobre. Por otro lado, en función de la forma y el material de su punta, pueden distinguirse dos tipos de balas: las reforzadas y las que poseen una punta más blanda. La bala reforzada suele presentar una forma cónica, lo que le confiere mayor velocidad y precisión a largas distancias. Esta bala cuenta con un alto poder de penetración, incluso pudiendo llegar a traspasar el objetivo. Su principal utilización es la militar, ya que no resulta tan destructiva como las balas con puntas blandas. Por su parte, las balas blandas, con una forma un poco más redondeada, se caracterizan por deformarse en el momento que impactan contra el objetivo. Esto provoca que aumente su poder destructivo y su poder de parada, causando una muerte más rápida al animal. Su uso se limita a la caza mayor.








Actualmente, existe en el mercado armamentístico una gran variedad de cartuchos para armas con cañones de ánima lisa. El calibre utilizado en este tipo de munición varía en función de la carga de perdigones que contengan los cartuchos. Así, siguiendo el sistema de medición ideado por los británicos, podemos encontrar cartuchos muy pesados (calibre .8 o .10) y otros más ligeros como el .28, el .32 o el .410. En este sentido, el calibre de las escopetas no se expresa en milímetros o en pulgadas, sino en el número de esferas de plomo que pueden obtenerse tras el fundido de una libra inglesa de plomo (453 gr). 

Por tanto, en las escopetas, cuanto más bajo es el número del calibre, mayor es el diámetro del cañón y del cartucho utilizado. De la misma forma, cuanto mayor es el calibre (el .10 es mayor que el .12), mayor es el peso y el retroceso del arma. Hoy en día, el cartucho más utilizado en la caza menor y en el tiro al plato es el calibre .12. 

Las dimensiones de los cartuchos oscilan entre los 65 y los 68mm. Los de tipo Mágnum cuentan con un tamaño superior, llegando hasta los 76mm. Un cartucho de escopeta presenta cinco partes fundamentales: la vaina, el pistón o fulminante, la pólvora, el taco y los perdigones de plomo. 

1) Vaina: cilindro de cartón o de plástico que contiene los componentes de la carga. Su función principal es impedir que los perdigones entren en contacto con las paredes del cañón. De esta forma, la vaina actúa como aislante de la carga impidiendo que los perdigones se abrasen y se deformen. 

2) Pistón o fulminante: elemento que contiene una mezcla explosiva sensible a la percusión. Al ser golpeado por el percutor la mezcla fulminante explota. 

3) Pólvora: componente químico que al estallar se transforma en gas y provoca la salida de los perdigones del cartucho. La más utilizada actualmente es la nitrocelulosa gelatinizada. 

4) Taco: elemento de corcho, de lana seca o de fieltro, que sirve para separar la pólvora de los perdigones. Actúa como termoaislante, impidiendo que los perdigones se abrasen tras la explosión de la pólvora. 

5) Perdigones: son el elemento principal del cartucho. Están compuestos básicamente de plomo o de acero (menos contaminantes). Según su tamaño se clasifican siguiendo una escala del 1 al 10, siendo el 1 el perdigón más grande y pesado. Los niquelados son los más sólidos y resistentes. 

Dentro de la munición para escopetas destacan los cartuchos para cierto tipo de caza mayor. Los denominados “Brenneke” se caracterizan por contar en su interior con una única bala de plomo con unos nervios longitudinales que ayudan a estabilizar su trayectoria. Este tipo de munición, que suele emplearse para la caza del jabalí, resulta eficaz hasta una distancia máxima de 60 metros. 

Los amantes de la escopeta para la caza mayor también disponen de un tipo de perdigones especiales conocidos como postas. Estos perdigones poseen un peso superior a los 2,5 gramos y sólo pueden emplearse en ciertos casos, como por ejemplo, en las cacerías de jabalíes llevadas a cabo en determinados países. En España, concretamente, está prohibida la caza con postas, aunque estos cartuchos se venden con normalidad en las armerías. De hecho, la legislación española sólo permite el uso de postas a la policía. 

En los últimos años, sobre todo en Estados Unidos, el perdigón de plomo está perdiendo su protagonismo entre los cazadores en favor del perdigón de acero. Este material resulta menos tóxico y es muy aconsejable para la caza de aves acuáticas. Por contra, el perdigón de acero tiene menos energía que el de plomo, por lo que resulta más complicado conseguir una muerte limpia de la pieza. 


MUNICIÓN ARMAS CORTAS 
 
Cuando hablamos de munición para armas cortas nos referimos a los cartuchos empleados en pistolas y revólveres. Este tipo de munición es utilizada principalmente por las fuerzas del orden y cuerpos de seguridad, los tiradores deportivos, y en contadas ocasiones por algunos cazadores. Existen infinidad de balas adaptables a las pistolas y los revólveres. La elección del tipo de proyectil dependerá del arma con la que se vaya a disparar y del uso que se le vaya a dar. 

En este tipo de armas, por regla general, cuanto mayor sea el calibre (diámetro de la bala) mayor será el poder de parada, entendiendo este poder como la capacidad que posee una determinada bala de detener al objetivo con el menor número de impactos. 

Otro aspecto que desempeña un papel muy importante en las balas para pistolas y revólveres es la forma y el material con el que está fabricada su punta. En este sentido, las puntas blandas y huecas cuentan con un mayor poder de parada. El motivo es que al impactar contra el objetivo la punta de la bala se ensancha, aumenta su superficie, y termina provocando un mayor efecto destructivo. Un ejemplo característico de este tipo de balas son las conocidas como “hollow-point”, una munición que está prohibida por ley en numerosos países. En este sentido, ni siquiera las fuerzas del orden pueden utilizar estas balas en la mayoría de países civilizados. 

Conceptualmente, las pistolas y los revólveres no pueden emplear el mismo tipo de munición. Esto se debe a que el cargador con forma de tambor del revólver necesita unas vainas especiales que faciliten su carga y su extracción. Por otro lado, el cargador de la pistola, inicialmente con formato monohilera aunque la tendencia actual es el formato doble para aumentar su capacidad de carga, no requiere que las vainas presenten estas pestañas especiales que sí precisa el revólver. Pero a pesar de estas diferencias, existen ciertos modelos de pistolas y revólveres que sí pueden intercambiar su munición. Es el caso de algunos revólveres que pueden utilizar balas 9mm Parabellum, gracias a unas bridas especiales que se acoplan a los casquillos, y de ciertas pistolas como la Coonan o la Desert Eagle que también funcionan con cartuchos de revólveres (.357 Magnum). 

Los cartuchos de armas cortas también están compuestos por 4 elementos fundamentales: la vaina o el casquillo, el detonante o pistón, la pólvora y la bala. Precisamente, uno de los cartuchos más famosos en todo el mundo corresponde a un arma corta. Se trata del popular 9mm Parabellum, también conocido como 9mm Luger o 9x19mm. La mayoría de ejércitos y cuerpos de seguridad de todo el planeta están equipados con pistolas que utilizan este calibre. Por otro lado, dentro de los revólveres, el potente .44 Magnum se lleva todo el protagonismo gracias sobre todo a Clint Eastwood y a su personaje de Harry Callahan. Esta bala fue creada para ser utilizada en la caza con revólver de renos y osos polares en Estados Unidos. Respecto a la caza con revólver, no tiene significación en Europa. Donde todavía tiene cierta vigencia es en Estados Unidos, sobre todo con calibres medianos y grandes (.45 ACP y .41 Magnum en adelante). 

MUNICIÓN MILITAR 
 
 
Los ejércitos y los cuerpos de seguridad de todo el mundo utilizan una munición especial para la equipación de sus armas. Atendiendo a los tratados internacionales existentes, en el campo de batalla sólo pueden utilizarse proyectiles con balas endurecidas, totalmente revestidas de latón y completamente rellenas de plomo. Esta decisión se adoptó en la Convención de la Haya de 1899 con el objetivo de prohibir a las tropas británicas que continuaran utilizando balas con punta hueca para combatir en sus colonias (sobre todo en India). Estas balas se construían en la fábrica “Dum-dum” de Calcuta y eran empleadas por los británicos por su mayor poder de parada. 

Por tanto, a día de hoy, en el campo de batalla sólo pueden emplearse un tipo de proyectiles con estructura alargada y punta cónica que reciben el nombre de Full Metal Jacket (FMJ). El objetivo de esta munición es atravesar el cuerpo del soldado abatido. Es la particular “ética” de la guerra, que no ve con buenos ojos la utilización de balas con punta blanda por su alto poder destructivo. Además, el empleo de la munición FMJ también presenta un notable componente psicológico, ya que en la moral del enemigo pesa más un soldado herido que un soldado muerto. Por otro lado, a nivel de infraestructuras también resulta más complejo atender a un militar herido, ya que requiere ser transportado a un hospital de campaña donde ser tratado, y eso presenta un coste (humano y económico) superior al de un soldado muerto. 

Las dos guerras mundiales acontecidas durante el siglo XX marcaron un antes y un después en la munición militar. Estos dos conflictos bélicos consiguieron elevar a la categoría de leyenda a un amplio número de calibres. En este sentido, prácticamente cada uno de los ejércitos combatientes se decantó por un tipo de munición. Así, los británicos optaron por el calibre .303 para su rifle Lee-Enfield. Los estadounidenses se decantaron por el .30-06 de su M1 Garand, mientras que los alemanes apostaron por el 8mm y los rusos utilizaron el 7,62x54Rmm. En todos los casos, con mayor o menor acierto, los ejércitos prefirieron disparar con calibres superiores a los 7mm, una tendencia que se ha revertido en los últimos años. En este sentido, parece que actualmente las Fuerzas Armadas de los distintos países optan por equipar sus armas con calibres más pequeños, fundamentalmente por tres motivos: primero por una cuestión de logística, ya que los cartuchos más pequeños resultan más sencillos de transportar. La segunda cuestión tiene que ver con el coste económico, menor en los calibres actuales, y en tercer lugar, por la expansión de los fusiles de asalto automáticos, que requieren calibres menores con poco retroceso. 

Uno de los calibres militares más populares es el 5,56x45mm OTAN (también .223 Remington), utilizado por los archiconocidos M16 estadounidenses. Su “lado opuesto” en el campo de batalla es el 7,62x39mm que emplea el AK47 ruso. Estas dos municiones han marcado gran parte de los conflictos bélicos más importantes de todo el siglo XX y todavía hoy se continúan utilizando. 

Dentro del terreno militar existe un tipo de munición especializada en superar superficies blindadas. Conocido como Armor Piercing (AP), este proyectil cuenta con una morfología similar a la del FMJ. La diferencia entre ambas balas se encuentra en su interior, ya que la AP se rellena con un núcleo de acero endurecido que facilita la perforación del blindaje. Del mismo modo, los soldados también tienen a su disposición unas balas especiales de gran calibre, denominadas incendiarias o explosivas, que se utilizan para destruir fábricas o depósitos de combustible del ejército enemigo. 

Otro tipo de munición militar especializada son las balas HE (High Explosive), que llevan el elemento detonante en la punta de la bala. De esta forma, justo en el momento en que la bala impacta contra el objetivo se produce una gran explosión. Dentro de la munición militar también destacan los proyectiles antipersona. Estas balas están recubiertas de pequeñas bolas de acero que saltan hacia todas las direcciones justo en el momento del impacto. Se utilizan principalmente en ataques contra unidades de infantería. 

Las balas trazadoras también desempeñan un papel fundamental dentro de la munición militar. Se trata de un proyectil similar al habitual con la diferencia de que incorpora una sustancia luminosa en su parte trasera. Esta sustancia va dejando una estela luminosa que orienta al soldado en sus siguientes disparos. Su utilización queda reservada a las ametralladoras, ya que su objetivo principal es corregir las posibles desviaciones en el tiro. 

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